jueves, 28 de julio de 2011

Paseo en las nubes

El sendero pronto se convirtió en vereda, la vereda en camino y el camino en nada, para continuar hasta la cima fue necesario caminar entre el espeso monte. El suelo estaba cubierto de pasto, hojas y troncos podridos por doquier. Hacia horas que llovía ligeramente, una de esas lluvias que lo mojan todo, que penetran entre las hojas, entre el pasto hasta la tierra, hasta los huesos, que cubre todo de una delgada capa de agua y lo vuelve resbaloso. No se veía nada mas allá de unos metros solo el crecido pastizal y los arboles, el cielo completamente nublado se vislumbraba solo a veces entre las copas de los arboles.

A cada paso el riesgo de caer era inminente, solo la pronunciada pendiente señalaba que el rumbo era correcto, en ocasiones era necesario caminar zigzagueando para evitar los canales formados por las corrientes de agua. En algún momento empezó haber menos arboles hasta que se espaciaron tanto que solo se veía pasto, pero aun no habíamos llegado, había pasto hasta donde se perdía la vista y al seguir avanzando había más. Después de un rato pudimos ver una franja grisácea la cual era una falla geológica, pero a lo lejos parecía una camino empedrado nos dirigimos hacia ella y desde allí pudimos disfrutar por unos instantes de una hermosa vista de los volcanes nevados, El Iztaccihuatl y El Popocatepetl lucían majestuosos, pero nuestro viaje aun no terminaba, el destino era la mole de roca cubierta de niebla que ahora podíamos ver más cercana.

Los últimos metros hacia la cima fueron un autentico paseo en las nubes, fueron el tramo más fácil, en un camino casi plano y entre hermosos paisajes en ese momento sentíamos que estábamos muy cerca del cielo, finalmente llegamos hasta lo más alto de la montaña pero con la neblina cubriendo prácticamente todo, el viento frio y la lluvia que seguía cayendo como hacía rato, no había mucho más que hacer allí , tomamos un breve descanso comimos algo y emprendimos el viaje de regreso ,el descenso resulto más difícil , más largo y más peligroso que el ascenso, Tres o cuatro horas después estábamos de nuevo viendo los primeros indicios de civilización y allí estaba esperándonos una camioneta azul tal como la habíamos dejado hacia un poco más de seis horas ,estábamos cansados mojado y hambrientos pero valió la pena por el paseo en las nubes.